7 Trucos para el Paseo
- El Ritual Pre-Paseo: La calma empieza en casa. Si te pones las zapatillas y tu perro empieza a saltar y ladrar como un loco, no agarres la correa. Espera. Quédate quieto y en silencio hasta que se calme. Solo cuando esté tranquilo, le pones la correa. Le enseñas que la única forma de conseguir el paseo es con energía calmada.
- La Herramienta es tu Aliada, no tu Enemiga: Utiliza herramientas respetuosas. Un arnés anti-tirones que se abrocha en el pecho puede hacer maravillas sin causar dolor. Olvídate de collares de castigo; buscamos comunicación, no sumisión por dolor.
- La Puerta es Tuya: Tú siempre sales primero por la puerta. No es por ser “dominante”, es por transmitir un mensaje claro: “Yo te guío, yo me encargo de lo que hay afuera, puedes relajarte”. Es un pequeño gesto que establece un tono de liderazgo tranquilo para todo el paseo.
- Estructura el Paseo: Trabajo y Placer: El paseo no es solo para que haga sus necesidades. Divídelo en dos partes:
- Parte de “trabajo”: Tramos donde el perro camina a tu lado, con la correa floja y enfocado en ti.
- Parte de “placer”: Momentos en los que le das la orden “¡a olfatear!” y le permites explorar libremente con la correa más larga. Esto es crucial, olfatear es su forma de leer las noticias del barrio y le relaja enormemente.
- Conviértete en el “Mejor Juguete del Parque”: Si tu perro tira porque quiere llegar a oler un árbol o a ver otro perro, detente. Quédate quieto. En el momento en que afloje la correa y te mire, aunque sea por un segundo, prémiale con un “¡muy bien!” y sigue avanzando. Le enseñas que la forma de llegar a lo interesante es prestando atención a ti.
- El Arte de la Distancia: ¿Ves un detonante a lo lejos (otro perro, un niño en patinete)? No esperes a que tu perro reaccione. Aumenta la distancia. Crúzate de acera. Tu trabajo es gestionar el entorno para que tu perro tenga éxito. No se trata de evitar, sino de manejar la situación desde una distancia en la que tu perro aún pueda mantener la calma.
- El Final es tan Importante como el Principio: Al volver a casa, el ritual continúa. Quítale el arnés con calma, quizás limpia sus patas. El paseo no termina de forma abrupta. Señaliza que volvemos al estado de relajación del hogar.
Un paseo equilibrado crea un perro equilibrado. Es vuestro momento diario para reforzar vuestro vínculo, practicar la comunicación y disfrutar juntos del mundo. Requiere paciencia y consistencia, pero cada paseo tranquilo es una victoria que construye la confianza y la felicidad de tu peludo y, por supuesto, la tuya.